El Barça de Guardiola logró la pasada noche un resultado de escándalo (5-0) frente a un Madrid acorralado que salió humillado del Camp Nou. Los 98.225 espectadores que presenciaron el clásico en directo fueron jueces de la superioridad del equipo azulgrana que, liderado por el juego de Xavi e Iniesta en el centro del campo, llevó a cabo un fútbol arrollador que supuso la pérdida del liderazgo de los blancos.
Con un Cristiano Ronaldo desaparecido y completamente caótico en el desarrollo de su fútbol, y con un Mourinho que pasó más de la mitad del encuentro escondido en el banquillo, el Madrid consideró la violencia como el único recurso a su alcance para intentar frenar el baño de juego y de goles que le caía encima. Sergio Ramos perdió los papeles y tras agredir a Messi y a Puyol, con quien comparte vestuario en la selección española, fue expulsado del partido por el colegiado Iturralde González por tarjeta roja directa.
Los catorce jugadores del Barça que saltaron al campo rayaron la perfección y llevaron al éxtasis a la afición azulgrana, que pudo comprobar una vez más como “la cantera pudo más que la cartera”. Un equipo histórico repleto de jugadores de la Masía estuvo a punto de hacer reales las últimas declaraciones polémicas de CR7, donde el jugador portugués retaba al equipo azulgrana a marcarle ocho goles al Madrid, tal y como ya hizo anteriormente en Almería.
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